La dinamicidad de la imagen
La dinamicidad de la imagen
Emiliano Trejo Alvarado
El presente escrito pretende defender y exponer la dinamicidad de la imagen, dicha dinamicidad como algo propio de la imagen, como parte de lo que es la imagen. Tal vez la ruta más conveniente y aceptable para realizar el propósito sea capturar o abordar dicha dinamicidad desde la propia práctica de la interpretación y recepción de la imagen. Así que lo que diremos aplica a la imagen en tanto hay una práctica que se sostiene de cierta manera frente a la imagen, guardandonos del peligro siempre latente del dogmatismo. Aclarado nuestro camino y el ámbito desde el cual se enuncia podemos comenzar de lleno con la tarea propuesta.
Sección 1: ¿Cómo abordar la imagen?
La imagen es una tarea humana, hemos estado construyendo imágenes desde una etapa muy temprana como humanidad. Hablamos de imágenes, debatimos de imágenes, nos emocionamos por imágenes, usamos imágenes para vivir, hacemos cosas con imágenes. Tal vez por ello a cualquiera le podría resultar la pregunta por la imágen, pero ahí dónde hay una pregunta filosófica, hay problema filosófico que todavía no ha sido resuelto, y sin lugar a dudas los problemas más difíciles, filosóficamente hablando, suelen ser los más ordinarios o básicos respecto a cualquier tema enunciable.
La tarea de resolver el problema fuerte de ¿qué es la imagen? es titánica y demasiado ambiciosa para ser desarrollada tan tempranamente por quién escribe el presente escrito. Con todo frente a problemas tan viejos y resistentes a ser resueltos tenemos ciertas prácticas humanas que no son ajenas al problema, y que de hecho operan siguiendo ciertas pautas, se posicionan y toman su ámbito de ciertas maneras. Sería inadecuado decir que abordaré una práctica interpretativa de la imagen, de nuevo mi acercamiento será más limitado y no tan ambicioso. Lo que haré será señalar aspectos generales aplicables a muchas prácticas y desde ahí tejer lo que nos pueden señalar filosóficamente. Con esto lo que se propone aquí es un diálogo, señalización y exámen para aclarar lo que las prácticas podrían advertir filosóficamente de la imagen, y, a saber, lo que más nos interesa: la dinamicidad de la imagen.
Sección 2: Atisbo a la dinamicidad de la imagen: ¿Cómo entender las prácticas que interpretan a la imagen y la interpretación de la imagen?
En tanto no capturemos lo que son las cosas y su relación entre ellas, hablando fuerte filosóficamente, dígase escépticamente, y nos referimos a capturar argumentalmente; a exponer el derecho y demostrarlo, a poder precisar la validez de nuestra postura filosófica. En las prácticas nos jugamos nuestras vidas y, a veces, no cuenta con el suficiente tiempo, claridad y elementos para tomar las mejores decisiones, de igual manera sucederá con la concepción y desarrollo de ideas que pueda o no ser relevante para el ejercicio de esa práctica en específico (pues podría surgir un detalle en ella que no sea tan relevante en ella y lo sea en demasía en otra). Siempre será bienvenida una respuesta enunciada en beneficio de alguna práctica, y sobre todo las que son mesuradas al leerse y reflexionarse, pues cómo habitualmente se ve, nos apoyamos en el lenguaje para darles forma. Puede quedar a debate hasta qué punto se le da importancia a un desarrollo teórico que hable, regule, critique, evalúe cierta práctica, pero sin lugar a duda parece ser útil. En este desarrollo buscamos cierta regularidad y claridad, cierta manera de conducir ya sea la práctica misma o la recepción de la práctica.
Las prácticas han influenciado nuestra manera de hablar, pensar y discutir respecto a ciertos asuntos, así como los procedimientos de los que se valen. Y precisamente en las múltiples prácticas humanas de interpretar la imagen se han valido de un elemento el cual nos interesa destacar como parte de lo que es la imágen, es precisamente la dinamicidad lo que cohesiona muchos procederes en torno a la imágen. La dinamicidad juega un papel fundamental. Es cierto que desde el principio he hablado de la imagen, y las prácticas humanas, de un modo terriblemente general y que podría parecer ambiguo pero es precisamente por el uso que se hace de dichas categorías. A saber, de la dinamicidad que guardan. La capacidad que tiene dicha categoría de abordar dentro de sí una variedad, tipos, ocasiones y modos es un asunto harto complejo. Lejos de desistir en ello podemos seguir por dicho camino de dinamicidad y notar ciertos procederes que aclaran el asunto. Sería bastante inadecuado renunciar a la pluralidad de la imagen por la diversidad, al contrario esta tiene un papel de suma importancia en la práctica, y tan ordinario en su funcionamiento como los distintos tipos de moneda y billetes en los intercambios y transacciones económicas.
¿Cómo entender las prácticas que interpretan a la imagen y la interpretación de la imagen? Desde luego, responderíamos que desde el acercamiento que nos proponen. Así trabajamos con una concepción amplia y modo de entender la imágen amplio pues poco ganaríamos si fuéramos muy específicos, al menos siguiendo el propósito del presente escrito. El acercamiento que realizan las prácticas, y también las personas, si se pueda decir individualmente, delata la dinamicidad de la imagen, la pone al frente como su bandera al entenderla. Y tenemos dos movimientos de suma importancia: El de la generalidad y el de la individualidad. La generalidad, por ejemplo en la categoría y los recursos mediante los cuales hacemos imágenes, dichos elementos, y sobre todo, los recursos no suelen suscitar mayor problema, en el caso de clasificar imágenes al menos suele no ser polémico en la mayoría de ocasiones. Categorías como: imágenes de paisajes, imágenes de fútbol, imágenes de mesas, no suscitan mayor disputa, pero categorías que parecen decir cosas que filosóficamente en disputa como imágenes mentales o derivadas de cierta categoría al tomarla de cierta forma, como que las imágenes representan cosas o que son derivadas de ella, e incluso que en distintos ámbitos filosóficos son menos valiosas que las presuntas cosas de las cuales surgen. Y los recursos como: medidas, colores, materiales, formas, etc., no suscitan mayor disputa. Así destacamos que no parece que toda la dinamicidad y pluralidad de la imagen sea problemática filosóficamente.
El segundo terreno sí es problemático, como enuncia la anquilosada frase latina “De gustibus non est disputandum” parece haber cierta opacidad en cuestión de la recepción de la imagen, pero no sólo eso parece haber también cierto derecho, autonomía y soberanía en dicha recepción. Aunque no debe confundirse la opacidad con una de manera absoluta, pues en muchos respectos no la hay, a menudo las personas comparten gustos e impresiones acerca de las imágenes, e incluso mediante el diálogo incentivan sus opiniones y las ensanchan beneficiosamente, de modo que lo que antes les gustaba ahora les gusta más, e incluso a veces resulta que podemos hacer cambiar de opinión a las personas. Siendo la frase un burdo intento de elaborar entendimiento respecto a este asunto. Sin lugar a duda, señala algo que resulta de sumo interés filosófico la dicha autonomía y opacidad del acercamiento a la imagen, sin embargo este no está nublado ni es ocioso, pero los criterios, modos, y cómo evaluarlos están sumamente velados. Pero el provecho que surge de hablar de gustos se sostiene mediante el mismo ejercicio de los individuos y su comunicación indirecta del provecho que obtienen de ello.
He llamado individualidad, a falta de creatividad para un mejor término, para destacar el elemento de la autonomía y opacidad en el acercamiento de la imágen, y sin embargo de lo más importante es cómo se colectiviza la interpretación, pues en dicho ámbito es donde a menudo surgen las prácticas. Así que por llamar al movimiento individualidad no se vea de manera adversaria a una comunidad o una generalidad, y desde luego, se está en pleno derecho de verse como problemático, pero no incompatible.
Un ejemplo bastante entrañable en el entendimiento de la imágen es cuando los artistas hablan de su proceso creativo y su relación con lo que es la obra. Aquí tenemos no una descripción “fría” del procesamiento y producción de la imagen, sino que tenemos que en el procesamiento no podemos transmitir del todo lo que significa la imagen, pero se hace un énfasis gigantesco en las obras artísticas de los sentimientos y emociones que la originaron e incentivaron, así como de los que despierta. Juega un papel fundamental en cómo nos acercamos a ellas. Y desde luego no se busca una mera percepción de la misma imagen, sino que encontramos más o nos lleva ella misma a más cosas. Desde luego en aquello clasificado como artístico destacamos, desarrollamos y compartimos asuntos íntimos que nos parecen profundamente valiosos. Y dado que la situación de aquellas personas que reciben y emiten la imagen, la dinamicidad es una fuente grandiosa que permite a una imagen ser revivida, dígase que después de tiempo de que se perdió interés por ella está vuelva a ser relevante. Una misma imagen puede ser vista desde la alegría o la tristeza, como moral o inmoral, como importante o no importante, encontramos una pluralidad de acercamientos, recepciones y modos de relacionarse con la imagen y a partir de ella.
Kant señaló la dinamicidad respecto a lo que denominamos bello con el concepto de libre juego, esta destaca la manera sin reglas mediante la cual se llevaría interna a la persona mediante sus facultades cognoscitivas, las facultades que usamos para conocer. Kant lo expone diciéndonos que “(l)as capacidades cognoscitivas que se ponen en juego por medio de esta representación están aquí en un libre juego, puesto que ningún concepto determinado las limita a una regla cognoscitiva particular. Así pues, el estado de ánimo en esta representación del sentimiento del juego libre de las capacidades de representación debe convertirse en una representación para un conocimiento en general” (1), es decir que al evaluar respecto de su belleza alguna representación las facultades entran en un libre juego que produce el sentimiento de belleza. En esta propuesta podemos encontrar una explicación que tiende más a lo interno para explicar la dinamicidad de la imagen, pero respecto a nuestro propósito de llevarlo a la práctica podemos extraer algo que resulta clave, lo cual es que al enjuiciar respecto a la belleza las personas entran en un libre juego. Dicho libre juego lo encontramos al acercarnos a la imagen, el modo en que nos encontramos, hablamos, compartimos y usamos la imágen sigue un libre juego, al menos parece hacerlo, y tal cual como el juicio de la belleza Kantiano, sólo que aquí sólo sería a menudo, parecemos entrar en está dinamicidad al contactar con las imágenes.
Precisamente solemos encontrar valiosa la imágen porque nos permite expresar una dinamicidad, de algún modo, creemos beneficiarnos de ella para hablar de muchas maneras que con el lenguaje escrito no pudiéramos lograr, y nos permite cierta flexibilidad y autonomía que no tendrá de igual manera la palabra. Sabemos de la práctica humana de interpretar la imágen con holgada flexibilidad y eso nos permite cierta libertad y liberación. Al acercarnos a una imágen de algo que está más ligado a un cierto objeto particular, a menudo, no nos referimos a ese mismo objeto, si es que lo conocemos, sino que somos llevados a más. Y precisamente por eso suele ser útil las imágenes pues permiten una constante reelaboración en torno a ella. Pensemos en las películas, el libre juego que suscita, por ejemplo, ver Star Wars para un aficionado es inmenso. Desarrolla una importante parte de su tiempo en torno a ella, platica de ella, piensa en ella, construye y comparte cosas con aficionados de la película, y después de todo los fotogramas permanecen inmóviles, en el sentido de ser siempre los mismos. Sin embargo, las personas se acercan con dinamismo a los fotogramas de la película. Así la imagen puede ser unas y múltiples, si admitimos las imágenes mentales como amalgamadas con las físicas, y si no dígase la interacción, una respecto a cierto modo, y plural respecto a otro.
Parece ser que dicha dinamicidad rasgo en suma beneficioso para la humanidad a veces se pierde y la imagen se anquilosa, pierde de importancia, no suscita interés. Como pasa, por ejemplo, con la saturación de la publicidad, de algún modo pierde interés, a menos que sea excepcionalmente buena en algún aspecto que el público así lo vea. Parece que la publicidad pierde su dinamicidad al perder contacto con los intereses que las personas consideran importantes expresar en la imágen, tal vez eso es lo que se entienda por expresarse genéricamente, cuando se usa como algo negativo. Sin embargo, no parece haber regulación para que este contenido genérico se vuelva valioso, por lo que este respecto parece ser dudoso y opaco. Y es a lo que se enfrenta la publicidad a la hora de mover los afectos de las personas, algunas dirían que sí tienen claridad y otras que no hay manera de mostrar que si la tenga.
La flexibilidad que encontramos en la dinamicidad en torno a la imagen es bien señalada por Didi-Huberman que concibe la imagen como un velo-desgarro (Huberman 2004), como algo que oculta y a la vez descubre, comparado con mí escrito que comunica pero no comunica del todo mi acercamiento o producción de algo. Como nos menciona el mismo Huberman respecto al acercamiento a la imagen “Doble régimen de la imagen: verdad y oscuridad” (2) y respecto de la unidad pero pluralidad del acercamiento a la imágen “La imagen como <<instante de verdad>> (Arendt) y <<monada>>”(3) Son los dos anteriores aspectos que hemos abordado mediante insistir destacando el acercamiento de la imágen y su valor en las prácticas
Sección de cierre: El diálogo de la imágen
Precisamente el valor de la dinamicidad de la imagen no puede surgir de la imposición pues ésta aplastará la dinamicidad, como parece que a menudo lo hace la publicidad. Sino surge de la práctica sútil que hemos desarrollado como humanidad del diálogo con y de la imagen. Dicho diálogo aboga por una apertura y reconoce la construcción colectiva del acercamiento a la imagen, y por supuesto lo aprovecha para desarrollar los contenidos que en el libre juego las personas hacen parte de la imágen y su interacción.
Evitamos y nos oponemos a la figura tiránica que surge en múltiples ámbitos de la vida humana, como menciona Kafka respecto de su padre “Tú estabas dotado para mí de eso tan enigmático que poseen los tiranos, cuyo derecho está basado en la propia persona, no en el pensamiento.” (4). Así, nuestra interacción colectiva y repercusión con la imagen no está regida sólo en la propia persona sino en un mecanismo de diálogo sutil que se interesa por las otras autonomías, que no por ello priva o censura el distanciarse y ejercer el derecho de acercarse a la imagen o producirla como le plazca, pero en cuanto toque a los otros individuos será preciso entrar en diálogo; si queremos preservar la dinamicidad. Dado esto también interpelamos respecto a las propias consideraciones del escrito, pues al querer abordar las prácticas que atañen también al lector, si este considera algo inadecuado me consideraré afortunado de recibir sus comentarios.
La dinamicidad ha sido permitida por la interacción colectiva que busca dialogar con el espacio interior de las personas, que destaca Kierkegaard en sus obras, ese en el que “lo que está en juego no es ya el <<saber>> que el ser humano desarrolla respecto a los objetos que lo rodean, sino la <<pasión>> con que uno vive las posibilidades de existencia.” (5). Por esto, el diálogo resulta fundamental para la conservación de la dinamicidad, el poder expresar y compartir nuestros intereses respecto a una o las imágenes, respecto a las interacciones con las imágenes. Esto nos permite exponer lo que ya estaba ahí y conducir activamente la producción de las imágenes conservando la dinamicidad de poder expresar nuestro espacio interior de ellas, acrecentarlo y acrecentar el de las demás personas. Y como puede verse dada la generalidad del fenómeno esta misma fórmula podría servir respecto a otros fenómenos éticos y filosóficos que no se limitan a la imágen misma. Pues después de todo: El acercamiento de nuestras prácticas en general a lo que realizan y el modo en qué se entienden es una tarea colectiva, y la regulación a través del diálogo permitiría preservar el bienestar colectivo e individual.
Citas:
1 Kant, Crítica del discernimiento § IX AK. V, 217 / B28
2 Georges Didi-Huberman, Imágenes pese a todo, 10.
3 Georges Didi-Huberman, Imágenes pese a todo, 10.
4 Franz Kafka, Carta al padre, 203
5 Estudio introductorio de Darío González en: Søren Kierkegaard: Biblioteca Grandes Pensadores, 30.
Bibliografía:
Immanuel, Kant, Crítica del discernimiento (o de la facultad de juzgar), trad. Roberto R. Aramayo y Salvador Mas. México: Machado, 2003.
Kafka, Franz, Carta al padre en: Obras maestras Franz Kafka. México: Editores Mexicano Unidos, 2019.
Georges, Didi-Huberman, Imágenes pese a todo. Memoria visual del Holocausto. España: Paidós, 2004.
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