Serie de Poemas “Cantos de ensueño, delirio y belleza”

 

Serie de Poemas “Cantos de ensueño, delirio y belleza”


 

Bloodflowers por Fethi Canbaz


La poesía que nace de lo alto

 

I

Cantada en el regazo

 

Se extiende en tu brazo

 

  Y sus ramas crecen

 

Y mi vida se extingue

 

    Y mi unión se dé

 

II

La poesía que nace de lo alto

 

 Nace de la muerte

 

Nace de la vida

 

Me destrozo

 

Me rehízo

 

        Me extinguiste

 

II

He ahí la belleza

 

Y la belleza tu gran poesía

 

Y tú el gran poeta



Desborde y dolor


I

Cuando cumples años

 

Los monstruos salen de debajo de la cama

 

Los chicos tienen algo que decir, tienen que cantar

 

Los pisos retumban y se excitan

 

Hollywood no hace historias como ayer

 

Ayer es un segundo o el infinito

 

II

Mientras volamos entre ciudades

 

Mientras hallamos reemplazos

 

Las aves cantan y cantan

 

Libres de la consciencia

 

Libres de aspiraciones

 

Querer ser como ellas es seguir vendiendo Hollywood

 

Sólo se puede ser como ellas

 

III

Y los mares colman las reflexiones

 

Llenos de preguntas e incertidumbres

 

Mientras la experiencia vital lo llena

 

Lo mueve todo, nadie es nada sin ella

 

Creadora inentendible, nos movemos

 

La rodeamos, cavamos y no la hallamos

 

No la satisfacemos, no la entendemos

IV

Las mentes se acurrucan unas con otras

 

Entre sentimientos e ideas,

 

Los tiempos nos definen, nos crean

 

No soy bueno ordenándolo todo

 

Salgo al paso, acelerado entre lo inmediato

 

Entre mente y sentimientos

 

Entre idea y pensamientos

 

V

Puedes cruzar de un día a otro

 

Pretender ser el mismo

 

Esperar lo mismo

 

En el tráfico atascados

 

Moviéndonos tan rápido

 

Y tan lento hacia la meta

 

Ángeles en la nieve

 

Narices congeladas

 

Muertes en la línea

 

Necesidades ignoradas

 

Cantos borrados

 

Pasiones desbordas sin vistas

 

VII

Pantallas por todos lados

 

Llenan el piso, las atraviesas

 

Ves demasiadas y ninguna te habla

 

Cables y cables llenos de silencio

 

Secretos ocultos entre videntes

 

Todo el mundo sabe de la rutina

 

Debe haber algo que no entiendo

 

Y mi poesía calla entre tanto tiempo

 

VIII

Mi poesía se reprime, entre tanto dolor

 

Mi poesía se desvanece y resurge

 

Honesta y con mucho olor

 

Entre sueños y posesiones

 

Atesorando pensamientos e ideas

 

En lo profundo del riel de mi corazón

 

Que dirige a un arribo temprano a mi mirada

 

Mirada ardiente que pretende quedar romantizada

 

 

Nadie puede ver entre rendijas

 

I

La promesa de una nueva vida

 

Un romance de verano, los chicos en zigzag

 

Las rocas que se secan y se tallan entre sí

 

Los dedos se encogen cuando la mirada se alza

 

Palabras que no brotan del enigma, sino de la nobleza

 

Soldado de la expresión, de la flor agradecida

 

Plasmando el ojo en una rendija en sí

 

II

Mirando el corazón roto de papel

 

Temiendo las fauces de grafito

 

Una vez escrito jamás se borrará

 

Te deshaces a tropel

 

Eres el príncipe del distrito

 

Escribes tu vida por diccionario, jamás se cerrará

 

III

Miedo a las figuras que ensombrecen

 

Tratando de mostrar los ojos de Marfil

 

Corriendo entre estaciones el sol quema

 

Escribiendo sobre la arena

 

Contorsionándose como alfil

 

Las niñas oscurecen

 

IV

Mira arriba y abajo, qué eres tú?

 

La letra, tu nombre, tu discurso

 

Desaparecer como un grumo

 

Deshacerse por amor, por no poder, por poder

 

Un codo en tu esquina de boxeo destruye el curso

 

Una palabra te mató y abrumó

 

Figuras en el aire, navajas por morder

 

Qué soy sin tí, qué soy sin el tú

 

V

Mírame irritado, ocultándome entre tiempos

 

Chocando entre paredes, contando las penas

 

Un dardo y se tira el Jenga de la vida

 

¿Cómo me aferro a la vida sin sangrar, sin llorar?

 

Míralos comer cuando migajas hay apenas

 

Cambiando el orden de la rimas y su florecida

 

La cabeza se cae, lloran los tiempos

 

Un audífono que se mete hasta suspirar

 

VI

Viendo tus ojos brillar olvido las cadenas

 

Y todo este desorden ya no me abandera

 

Cayendo y danzando sin condenas

 

Gastas saliva y te quedas afuera, en la hoguera

 

El cerebro en la acera entume sus zapatos

 

El corazón vibra como mil orfanatos

 

 

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